¿Es Israel un país aislado?

19/Oct/2011

Aurora, Gastón Saidman

¿Es Israel un país aislado?

18/10/2011 OPINIÓN Autor: Gastón Saidman*
¿Es realmente Israel un país aislado?
Según el primer ministro de Turquía Recep Tayyip Erdogðan y las manifestaciones anti israelíes en Egipto, parece poner en claro que es así. Hay que tener en cuenta que estas manifestaciones no son nuevas, no para nosotros, aunque los ojos del sistema político internacional pasen por alto la triste realidad,
Israel siempre fue un país aislado en nuestra zona. La voluntad de eliminar a Israel existe desde los primeros días en que se creó el Estado judío, al no querer ser aceptado por sus vecinos.
Tengamos en cuenta que la política llevada a cabo por los países árabes del momento, terminaron aceptando nuestra existencia por la simple razón que no les quedó otra opción, resignándose a tener cualquier tipo de relación diplomática.
Ni siquiera la paz lograda con Egipto y Jordania logró crear un posible diálogo entre los Gobiernos. Más aún;, en estos dos países se sigue alimentando a la sociedad, a través de sus mezquitas, escuelas y medios de comunicación, con discursos ideológicos musulmanes, en los cuales sitúan al Estado judío como enemigo del Islam y que, a su vez, será eliminado el día del juicio final.
Parece ser que el hecho de comenzar a crear una base para la paz es imposible, que semejante esfuerzo no será visto en el futuro próximo.
El deterioro de las relaciones con Turquía no es un fenómeno nuevo.
Otra vez nos encontramos frente a una prueba difícil. Diariamente Erdogðan se dirige contra Israel bajo hostiles declaraciones culpándolo de deteriorar las relaciones. Algo no muy grato, en verdad, pero recordemos que ya estuvimos anteriormente bajo este problema con este mismo país. Aunque fue el único país musulmán que votó a favor de un Estado judío, las relaciones no siempre fueron buenas.
En 1980 Turquía cortó relaciones diplomáticas con Israel, y en los años ’90 al entender que Israel podía ayudar con armamento militar en la lucha contra las revoluciones kurdas, volvió a restablecerlas logrando no sólo ganar sino encontrar con la ayuda de las fuerzas de información israelí el escondite donde se hallaba el líder del PKK, Abdullah Ocalan.
Los lazos comenzaron nuevamente a desmoronarse en el año 2003 con la subida al Gobierno del partido islámico AKP encabezado por Erdogðan, quien se empeñó desde entonces en demostrar su agresivo trato frente a Israel.
El problema de Turquía: su política interior y exterior
La idea de Erdogðan de tener un control absoluto, se refleja con solo ver como fue construyendo su entorno político y militar, asignando puestos de alta responsabilidad a un personal compuesto por gente de su confianza que responden a sus órdenes. Claramente podemos ver como graduó a oficiales del ejército, leales a su ideal, cambió las reglas de la Confederación Suprema de Seguridad, la cual tiene como autoridad y control sobre la constitución militar y dio la orden de encerrar a 400 oficiales con la excusa de que eran opositores del Gobierno. Aun continúan encarcelados sin haber sido enjuiciados.
Por si esto fuera poco, hace unas semanas renunció el general en jefe del Ejército turco, aduciendo que no puede seguir trabajando mientras que cientos de oficiales están presos y el Gobierno culpe al Ejército de un manejo inadecuado.
Si esto suena bien, es nada más y nada menos que para Erdogðan, quien utilizó esta última oportunidad para colocar en el nuevo puesto de general y altos rangos militares a sus fieles seguidores, convirtiendo un cuerpo militar leal a su política y logrando desconectar todo tipo de diplomacia militar con Israel.
Turquía, bajo el mandato de Erdogðan y su actual cuerpo de ministros, en los últimos años ha intentado de todas formas ganar un lugar en el mundo árabe, quizás un vínculo que también se fue deshaciendo con los años por el carácter secular que lleva este país, siendo musulmán, y que por supuesto no fue bien visto por ciertos países en Medio Oriente.
Erdogðan no solamente intervino en el sistema judicial modificando leyes que fortalecieran las reglas del Corán, sino también intentó formar una alianza estratégica bajo su liderazgo creando lazos con Siria e Irán, que al final trajo ciertos inconvenientes a raíz de las protestas realizadas en Siria con apoyo de Irán quien, a su vez, está en conflicto con los países de Occidente, dejando a Erdogðan con la incertidumbre si realmente valió la pena establecer contacto con países tan inestables y de tan poca confianza.
Recordemos que no hace mucho tiempo, Turquía aceptó establecer en su terreno un sistema de radares con la intención de supervisar las actividades de misiles de Irán y un posible ataque a Europa o Israel, un juego de doble filo al aceptar semejante iniciativa y dando un vuelco de 180 grados en su relación con Irán.
También su visita a Egipto con el propósito de crear conexión alguna no fue muy productiva, desilusionando con su discurso a más de uno en El Cairo al decir que Egipto debe crear un Estado democrático y secular. Por supuesto su propuesta trajo como resultado la crítica inmediata del mismo partido con el que Erdogðan supuestamente tenía buenas relaciones.
Así es; los Hermanos Musulmanes”, al oír las declaraciones del primer ministro turco, se dirigieron a él con una respuesta agresiva, señalando que: “ningún país árabe debe imitar en lo más mínimo la política turca y mucho menos dejar que ese país se meta en la política interna de otro: “No tienen ningún derecho””.
Podríamos decir que el sueño de imperio y grandeza por parte de Erdogðan, no está llegando a su objetivo ni se vislumbra en el futuro, por más que se quiera demostrar lo contrario.
El colapso en sus relaciones con Irán y Siria, quienes fortalecieron sus ejércitos en las fronteras y acrecentaron su posición en contra de Turquía, demuestra que la política llevada por el Gobierno turco no es para nada positiva, y menos, segura para su población.
En síntesis, es este el país que está en contra de Israel y lo manifiesta con frecuencia sin reparos.
Con un terreno 40 veces más grande que el nuestro y un ejército con mayor número de soldados, pero por suerte sin límites en común y sin muchos amigos alrededor.
Si somos sinceros, Israel no representa ninguna amenaza para Turquía, incluso podría sucederr que en el futuro recurrieran a nosotros nuevamente para pedir ayuda militar, como comenté al principio del artículo dando el ejemplo de la ofensiva kurda.
La pregunta es: ¿qué convendrá más, rehacer nuestras relaciones diplomáticas o dejar que Turquía se las vea mal frente a sus enemigos?
•El autor, de origen argentino, reside en Israel desde 1995. Es estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Abierta.